Hace ya un par de meses que estuvimos en Irlanda y todavía me queda mucho por decir de aquél viaje, hoy os quiero hablar de una de las jornadas más especiales que vivimos allí, el viaje en autobús desde Dublín hasta Galway, una pequeña ciudad que me enamoró.
La estación de BusÁras en Dublín, es un edificio nada reseñable, sin embargo de camino al mismo disfrutamos de un agradable paseo por la orilla del río, vimos el frontal del edificio Four Courts y una vez pasado, la primera calle que lo bordea va a dar directamente al lateral de la estación. En ese tramo de calle existe una escultura que llamó nuestra atención, es una bola de cadenas que contiene en su interior una llama que nunca se apaga, en el suelo dice que es por todos aquellos que lucharon y por todos los que desparecieron... La gente ha comenzado a dejar candados en dicho monumento pero con la exposición al agua a la que está sometida se oxidan a su alrededor y el efecto no es favorecedor para la escultura.
Una vez entras en la estación hay que buscar el hall principal y las ventanillas de venta de entradas que hacen a las veces de información. Si quieres poder hacerte primero a la idea de los autobuses, en el centro del hall hay dos expositores que tienen los horarios de todos los destinos con sus paradas intermedias incluidas.
Al comprar un billete de autobús en Irlanda has de tener en cuenta que no reservas para una hora sino para un día. Pide un billete de ida (one way ticket) o uno de ida y vuelta (return ticket) para el día y destino que quieras, no digas la hora ya que puedes coger cualquiera de ellos.
Nosotros pensábamos viajar en el que sale para Galway a las diez, pero como se nos dio bien la mañana llegamos a las 9 a la estación, justitos para ver en los carteles de la entrada que el bus con destino Galway salía de la dársena 5, metimos las maletas en el maletero lateral del autobús y nada más montarnos y sentarnos ya estábamos saliendo.
Si no entendéis los carteles preguntad a cualquiera del personal de la estación, hay personas encargadas de dar información y otros que sólo son los conductores pero todos ellos pueden darte indicaciones y si das con un buen irlandés lo hará encantado.
Si crees que has perdido el bus porque le has visto salir no te des por vencido, cuando el nuestro salió de la estación hizo una parada en uno le los laterales para recoger a un último pasajero, éste había preguntado a un hombre con chaleco reflectante y por la radio le indicó al autobús que parara para recogerle, como veis esto si es servicio al público.
El trayecto en el autobús se nos hizo realmente agradable, salir de la ciudad y poder ver la Irlanda más verde y natural es algo que todo el mundo debería hacer en sus visitas a este país. La última vez cogimos una excursión de medio día para ver Newgrange (las hay de día entero y que visitan otros centros como Tara y con más explicaciones), están muy cerca de Dublín pero en medio de sus extraordinarios paisajes de prados, ríos, piedras y animales. Además, los autobuses permiten una visión desde la altura que da una perspectiva panorámica que, personalmente, adoro. Así que, si es posible, coged ventanilla!!
El autobús es muy cómodo, los asientos cuentan con cinturones de seguridad y una parte superior para dejar algo de equipaje que se lleve pequeño. Supongo que aquí están habituados a las bajas temperaturas y siempre airean el autobús así que echad un vistazo a dónde se encuentran las rejillas en el techo del pasillo por donde sale el aire y poneros lejos de las mismas, Fran casi se queda congelado en nuestra primera elección de asientos.
En nuestro recorrido por autobús de Dublín a Galway, cruzamos todo el país por el centro del mismo. Verdes prados y casas de ensueño que nos acompañaron durante todo el recorrido, pero es de especial importancia la presencia de los ríos en este tramo de Irlanda. Cientos de canales y varios grandes ríos en torno a los cuales se han construido importantes poblaciones.
De todas las paradas que hicimos en la que más pasajeros se movieron fue Athlone, se encuentra a orillas del río Shannon y es una abarrotada ciudad. Nosotros la parte que vimos mantenía la misma estética que todos los pueblos por los que pasamos, edificios de máximo 4 plantas con diversos colores, establecimientos de cuidada estética irlandesa, casas con grandes jardines y cottages que podrían enamorar a cualquiera.
Cuando hicimos este trayecto os reconozco que no dejaba de pasar por mi mente la lista de pros y contras de vivir en una ciudad o a las afueras de la misma. Tener servicios, transporte, cultura y sanidad al alcance de la mano pero... qué hay de una gran casa, con un buen jardín, una calidad de vida diferente... Siempre me surge la duda de con cuál sería yo más feliz; supongo que hasta que no viva en un pueblo y sea capaz de ver si la renuncia a todos los servicios me supone un problema o no... No existe respuesta correcta.
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