Hace ya un mes de aquella tarde de domingo en que, tras una breve siesta, descubrí que estaba a punto de empezar “Posdata Te Quiero” en Telemadrid. Es una película americana (originalmente “Posdata Te amo” o “P.S. I love you”), protagonizada por Hilary Swank, Gerard Butler (que es un actor que me encanta!!! Además descubrí un par de semanas después que es el protagonista de “300”) y otro actor que me parece super atractivo: Jeffrey Dean Morgan.
No pude dejar de empezar a verla, en nuestra estancia en Irlanda visitamos el Parque Nacional de Wicklow y nos informaron de que había sido rodada parte de esta película además de la conocida Braveheart en sus hermosos parajes.
Me apetecía tanto en ese primer fin de semana de frío pasar una tarde con manta y perro en el sofá, que la idea de una comedia romántica me encantó. Claro, que a los 15 minutos de película me encontraba llorando, con hipos incluidos y pensado en por qué narices habría elegido yo una peli tan triste para una tarde tan triste. Tranquilos que no hay riesgo de spoiler, simplemente decir que me parece que la historia está muy bien llevada ya que nunca había pasado de la risa al llanto, a veces incluso al mismo tiempo, con tanta facilidad. No me esperaba un drama pero acabé disfrutando muchísimo con la película, totalmente recomendable.
Ahora, que la cosa no acaba ahí. Yo me repuse como pude aprovechando para hacer cosas de casa y sacar al perro, tenía la cena preparada y estaba esperando a que Fran llegara de trabajar (eran eso de las 21.45 horas). Haciendo zapping encontré la cautivadora voz en off de los reportajes previos al Megahit “una película para amantes de los animales” decía, y aparecían imágenes de un perrito de la raza Akita al que Richard Gere intentaba enseñar a traer la pelota en su jardín; los ojos tan expresivos del cachorro y las escenas de cómo juegan juntos me recordaron a nuestra relación con Chester. Es cierto que no todo el mundo puede entender la conexión que se crea entre un perro y su dueño así que cuando empezó la película y Fran entraba por la puerta, no dudé en decirle que se sentara corriendo que empezaba "Siempre a tu lado, Hachiko"… Nos abrazamos en el sofá y pusimos a nuestro Chester junto a nosotros para disfrutar, con una sonrisa perenne, al ver reflejadas muchas de las situaciones que todos los que tenemos perro hemos vivido. Ahora bien, pasados 45 minutos de película, la misma da un giro dramático y … ahí estábamos nosotros, escondiendo las lágrimas el uno del otro y mirándonos sin comprender por qué nos dijeron eso de “película para amantes de los animales” porque justo por quererlos tantos no paramos de pasarlo fatal los 45 minutos restantes.
Como os podéis imaginar a la mañana siguiente fui a trabajar todavía en estado de shock y con los párpados hinchados por las horas de lagrimeo soltadas la tarde anterior. De aquella experiencia aprendí que es preferible mirar el género de las películas que estamos a punto de ver, así, si aparece la palabra DRAMA, estaremos preparados.
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